martes, 15 de marzo de 2011

Lo decimos claro: Nucleares NO


Ultimamente no es fácil en España ser antinuclear. El lobby nuclear, bien dotado de recursos económicos provenientes de los beneficios generados por unas centrales nucleares que en su día pagamos entre todos a través de la tarifa eléctrica, lleva años engrasando una potente maquinaria mediática en la que no hay demasiado espacio para la discrepancia de la versión oficial: la energía nuclear es la piedra filosofal que solucionará todos nuestros problemas energéticos.

Amparados en la excusa de la necesidad de un debate sobre la energía nuclear el discurso en favor de las nucleares es el rayo que no cesa. Pero lo cierto es que ese debate no existe, ya que el espacio para la opinión en favor de las centrales nucleares es tan desproporcionadamente superior, que sólo puede hablarse de un monólogo. El sentimiento antinuclear sigue siendo, a pesar de ello, mayoritario en España, con lo que vuelve a demostrarse que la relación entre la opinión pública y la opinión publicada es divergente. Las encuestas muestran de manera recalcitrante que la española se encuentra entre las opiniones públicas más antinucleares de Europa.

Sin embargo la repetición de los argumentos pronucleares si hizo mella en los partidos políticos. El PP que siempre fue defensor de la energía nuclear, ahora incluso anuncia que mantendrá abierta la nuclear de Garoña, cuya fecha de cierre está prevista en 2013. Rosa Diez, siempre proclive a lo meditaticamente fácil también se subió al carro nuclear. El PSOE ha ido bajando su listón, hasta el punto de que ya no se sabe si es pronuclear, como Miguel Sebastián, o antinuclear, como Jesús Caldera. Los pronucleares, no obstante, son los que se sientan en el Consejo de Ministros.

Así están las cosas en materia nuclear, cuando Japón es sacudido por un terremoto sin precedentes. Algunas de sus centrales nucleares se encuentran al borde la fusión de su núcleo y la alarma ante la posible contaminación radiactiva se extiende por el mundo. Una vez más, contenemos la respiración pensando en qué va a ocurrir, debido a una central nuclear. Una vez más contenemos el aliento deseando que no ocurra nada.

Pero esta debe ser la última. Tal vez un nuevo movimiento antinuclear sacuda el mundo, y acelere la vía de eliminación de estas plantas peligrosas que nunca debieron haberse puesto en marcha. Es posible un futuro sin nucleares, en el que obtengamos la energía de fuentes renovables.

No obstante no va a ser fácil. De los laboratorios nucleares esta vez ya no salen soluciones sino consignas, para tratar de invertir la carga de la prueba. El problema no será la situación de tal o cual planta, ni sus emisiones radiactivas, sino l@s malvad@s y aprovechad@s antinucleares. En unos meses parecerá casi que el movimiento antinuclear causó el tsunami. Al tiempo.

Hasta ahora no han conseguido pararnos, y tampoco lo lograrán ahora. Como dijo nuestro eslogan, en EQUO lo decimos claro: Nucleares NO.

Juantxo López de Uralde

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