Hemos denunciado durante mucho tiempo el hecho de que grupos como el Club Bilderberg, la Comisión Trilateral o el Council on Foreign Relations dirigen el mundo hacia un sistema de control centralizado único a través de agentes en el poder que pertenecen a estos grupos. Algo que los medios corporativos o niegan o censuran, con algunas excepciones, como un
artículo bastante extraño en la revista The Economist de hoy, que aborda esta estructura de poder. El artículo, lejos de rechazarlo todo como una teoría de la conspiración, simplemente reafirma el hecho de que un club elite cosmopolita decide en reuniones secretas la política del mundo que esta “superclase” en el futuro próximo quiere habitar.
Por supuesto,
The Economist no suele hablar de la conspiración o de estos grupos ya que su editor es un participante regular en la conferencia anual de Bilderberg, algo que orgullosamente reconoce el escritor al principio del artículo. Empieza ridiculizando las denuncias de que el Club Bilderberg es “una conspiración para dominar el mundo”, y luego prosigue afirmando que en realidad sí, el grupo realmente domina los acontecimientos mundiales.
Dice que Bilderberg fue responsable por la moneda única europea, que acoge a los aristócratas y magnates más influyentes del mundo, así como un grupo selecto de periodistas representantes de los mega-medios corporativos que han jurado cumplir las normas de Chatham House, lo que significa que no se puede revelar ninguna de las “grandes ideas” que nacen en las reuniones.
“El mundo es un lugar complicado, con océanos de nueva información dando vueltas.” continúa: “Para ejecutar una organización multinacional, ayuda mucho tener una idea aproximada de lo que está pasando. También ayuda estar “entre amigos” en compañía de los demás “globocratas”. Por lo tanto, los financieros cosmopolitas de élite internacional, los burócratas, los jefes de la caridad y grandes pensadores, para conocerse y dialogar, acuden a estas reuniones de elite y/o forman clubes.”
Los clubes más influyentes, según el artículo, son el Club Bilderberg, el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), la Comisión Trilateral, el Fondo Carnegie para la Paz Internacional y el Grupo de los Treinta (G30). Ahora están desenmascarando su naturaleza secreta y revelándose al mundo. Las altas sociedades secretas se están abriendo”, reconoce el artículo.
El artículo continua exponiendo algunos ejemplos de los principales eventos internacionales que se han orquestado en los últimos años en las reuniones de élite, incluidos los acuerdos diplomáticos e incluso las decisiones sobre las grandes guerras. “Estas reuniones son una parte importante de la historia de la superclase “, The Economist cita al exasesor de Henry Kissinger, David Rothkopf, autor del libro
The Global Power Elite and the World They Are Making (La élite del Poder Global y el Mundo que Crean).
“Lo que estos grupos ofrecen es el acceso a los líderes más inaccesibles del mundo que en realidad son los mecanismos informales del poder mundial”, Rothkopf añade.
Sin embargo, la crisis financiera, insta el artículo, no es culpa de esta globocracia de élite. Asegura que los banqueros internacionales bajaron la guardia y fueron sorprendidos por la crisis mientras algunos corruptos saquearon el sistema. En última instancia el artículo intenta convencer a los lectores que la presencia de una elite internacional interconectada realmente salvara al mundo del colapso financiero total y así que podamos dormir tranquilos.
Por supuesto, cualquier persona que sigue de cerca la actividad de estos grupos de élite diría que de ninguna manera fueron sorprendidos con la guardia baja y estaban plenamente conscientes de que la crisis estaba siendo cuidadosamente orquestada desde el 2006. Los informes de las reuniones de Bilderberg en Canadá en el 2006 y en Turquía en el 2007 predijeron una caída mundial de la vivienda y pronosticaron una prolongada crisis financiera como resultado. El hecho es que el grupo ha estado debatiendo precisamente la forma en que llevar la crisis desde el principio hasta el fin. Parece ser que se ha encargado a
The Economist con la tarea ahora de limpieza de imagen debido al creciente interés en el “Gobierno en las Sombras”.
No hace mucho tiempo cualquier que hablara siquiera de la existencia del Club Bilderberg, mucho menos sugerir que manipulara los principales acontecimientos del mundo, hubiera sido rotundamente tachado de chiflado. Hoy en día las afirmaciones mismas constituyen la materia de editoriales en la prensa mundial del mundo.
Steve Watson:
INFOWARS.COM –
PRISON PLANET
Traducido por Greg Grisham
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